El silencio nos
envuelve
he dejado latir
la felicidad
de una solitaria
e intangible lágrima
el reflejo de
las brasas
encubren
nuestras siluetas
unas solitarias
notas de guitarra
desgarran mi
penumbra
has dejado una
sombra de anhelos
prendidos de mi
alma
he dejado caer
un suspiro íntimo
sobre la piel de
una sola palabra
es el destino
el que corre contra poniente
es tu corazón
niebla de
nubecilla la que me anonada
me autodono a ti
sumido en una quimérica
melancolía
sé que no estás
tu alma si vive
en mi tempo
percibo las manos
de tus anhelos
esculpir mi
corazón al fuego
desgranar los
interrogantes
deshojar las
letras
de la llamarada
de un poema de signos
compartimos
anhelos
un infinito que
nunca preexistió
que siempre nos
custodia
es nuestro develamiento
reencuentro de
alas
vuelo de almas
pureza de
discernimiento.
STA