El olvido
a veces infiltra sus raíces
entre las hojas caídas del otoño
retorna
como cual alma en pena
desorbitando
la luna de su amargura
revuelve
los estantes del corazón
se instala
para siempre
de nuevo
entre los estertores de la vida
las lágrimas
todavía jamás vertidas
que triste sino
el del amante
que se sabe incomprendido
pues ama
sin poder amar
ni confesar a su amada
que su vida
su alma
tan solo
es ella
que sin ella
la vida
muere por si sola
sin mas compañía
que la de la hoja que le hace de abismo
durante esta,
tan leve y preciosísima caída
tan leve y preciosísima caída
sin rumbo
sin dolor
sin lágrimas..., casi,
pues ya afloran de nuevo
se vierten al vacío
el último vacío
sin determinación.