Ascender en el cuerpo al alma
por la perpendicularidad diédrica
de la grieta del destino que me
arrastra
plena de susurrantes aleteos
-anhelos del alma-
mientras la luz del recuerdo se entorna
balbuciente y enamorada
las centelleantes luminarias
a cielo abatido
se yerguen
al renacer la alborada allegada
y me hacen presa
de delirantes huellas evocadas
-soñadas y amadas-
aunque inexpugnablemente imaginarias.