(L. Afremov)
Quizás no te halle
jamas
ni a la orilla del
camino
ni entre las olas
del mar.
Quizás nunca
exististe
ni a la orilla de
mis recuerdos
ni entre las
lagrimas del mar.
Quizás eras tú
aquella carita de
luna
la que se convirtió
en azar,
y te viniste a
mi lado
rociando de ilusión
una vida
cuando ya me adentraba al mar.
Quisiera ser el
destino
y volver a asomar
de entre tus lágrimas de ensueño,
para ser en la brisa de una ola
esa pequeña brizna de
anhelo
que te hiciera estremecer
al despertar.
Cuando ya los ocres
de las mañanas
calientan mi mirada
y alumbran mi
despertar,
recojo con infinito
amor tu mano
y me recuesto a tu
lado
tan solo para tu
mirada
poder contemplar.
No soy dueño de mi
vida
ni del amor
que te pueda dar,
tan solo soy el
destello
de un breve ensueño
que pronto dejará
de manar
como nuestro silencioso azar.
Por siempre te amaré
aun a sabiendas
de
que tú
jamás me podrás
amar.
Pero mi barca
será tu barca
cuando me haga a la
mar.
2 comentarios:
Quizás marche con vos, en esa barca. Aunque ella aún no lo sepa.
Saludos y a seguir escribiendo
Quizás, como dice Alicia,se vaya contigo en esa barca para hacerla vuestra.
Quizás ese "por siempre" sea la puerta que abre el amor al infinito...
Bellísimo poema.
Un beso grande, Carver.
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