Es el
viento del silencio
el que
sucumbe en su ansiedad
ante las
murallas de lo incierto.
Que el
vacío de la noche
me aleje
del despertar del sueño
donde
todo es posible
y nada es
lo que parece.
Donde
descubro
cada noche
el
volátil sueño
del
renacer de una liviana
y pura
simiente alborada.
Una visión
distinta
en cada sueño
recreado
mientras era
uno solo
dentro de
mi mundo
de
ensueño.
Ya está
cumplida
profecía
de cenizas
nunca rediviva.
Ya está
servida
la noche
de una vida
el
recuerdo se diluye
las manos
se alejan.
Ya está
llegado un tiempo
casi ha
terminado de germinar su cáliz
repleto
de cisma
sin sabor
lleno de
besos, lágrimas y desamor.
Es el
tiempo final
donde
todo y nada
se unen
para ser
un
pacífico despertar
o quizás
para gritar
un
desgarrador...,
adiós.
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4 comentarios:
Como sea que sea, siempre se desgarra el alma ante una despedida.
Sigo pensando que pisamos el mismo campo con el mismo tiempo cada quien por su camino, con una gran coincidencia.
Saludos Carver.
Ojalá que ese viento del adiós no sea nada más que una pequeña brisa pasajera, ojalá.
Un abrazo.
Alicia
Qué el viento del silencio sople y sople la más dulce de las brisas para convertir el degarrado adiós en la más bella alborada en la que existas/ os existáis.
Tu poema y la música ponen lluvia en mi mirada. Bellos y tristes versos.
Un beso grande, mi querido poeta.
Las despedidas son tristes...
Un abrazo
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