Detalle de capella sepulcral
Iglesia de Santa Catalina (Valencia)
Quisiera
rehacer las palabras de un tiempo atrás
pero no las
hallé donde las oculté
sombras de
los pensamientos y deseos oscuros
quisiera
hallarte libre entre los muros de mis brazos
libre pero
siempre a mi lado
como un
limbo de almas despertándose de su letargo
sé tú misma
en este mundo dormido de nuestros sueños
habitémonos
como pequeñas islas
rodeadas de
eternos mares flamígeros
donde sus
ramas escoltan las olas de los vientos
y sus fuegos
tan sólo son recuerdos
tengámonos
entre esos bosques alados de hojas perennes
demostrémonos
que no somos una simple escultura de barro
consumida
entre las llamas de nuestra apasionada perorata
somos
sombras en busca de un albergue de silencios
almas
recogidas de la mano perdida de unos versos
que desde
hace muchas épocas
nos buscamos
a golpes de silenciosas hechuras
arcillas de
silenciosos alejamientos
dulcificas
mis cruces con tus palabras nunca antes descritas
eres brisa
anhelo y
sonrisa
ni siquiera
en este limbo te hallas a solas
lo sé
tu todavía
no lo sabes
todavía
andas descalza por los cenagales de unos cuerpos que nos cobijan de la locura
te miro y me
pregunto
si querrías
ser mi alma
mi envidiada
musa, soplo, inspiración
poesía nunca
antes anidada
pero no es
en este suelo resquebrajado de los pensamientos y de las palabras
el lugar
donde tu habitas
somos dos
efímeras letras
dos voces
sin edificar
manos
todavía alejadas
tienes frío,
dudas
como yo
siembra ese
limbo dormido del que partimos
de un
silencioso instante inexistente
donde nadie
más se halle
ni nos
encuentre
hasta esta,
nuestra nueva inexistencia
somos alma
de espíritu
seremos
universos recónditos
todavía hay
tiempo
sólo es un
sentimiento
un
pensamiento olvidado
entre los
visillos de un tiempo relegado
tropiezo con
las cifras de tu nombre
3160
las escudriño
entre la Masada
de unas tinajas de barro oculto
las desato
de su letargo
a ese limbo
de sombras dormidas
a la espera
del conocimiento que todo lo vela
y desvela
¿porqué debe
ser así?
piedra y
corazón
soy hombro
acariciado
por el leve arrullo
sibilante
de tus
hechiceros y azabaches bucles
cayéndome
entre las
entrañas de una finitud
que se me
clava cuando no te presiento
anclada y
errante
en
imaginaria aldaba
la que sólo silencia tu nombre.
En las
letras selladas
sucumben los
sentimientos
que no
logran subsistir
en el aroma
que en ellas impregno,
aroma no
mundano
que en ellas
anido
hasta que se
deslían
nada más se transcriben...
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1 comentario:
Hermoso poema envuelto en magia.
Un fuerte abrazo Carver.
Hasta pronto.
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