El silencio nos
envuelve
he dejado latir
la felicidad
de una solitaria
e intangible lágrima
el reflejo de
las brasas
encubren
nuestras siluetas
unas solitarias
notas de guitarra
desgarran mi
penumbra
has dejado una
sombra de anhelos
prendidos de mi
alma
he dejado caer
un suspiro íntimo
sobre la piel de
una sola palabra
es el destino
el que corre contra poniente
es tu corazón
niebla de
nubecilla la que me anonada
me autodono a ti
sumido en una quimérica
melancolía
sé que no estás
tu alma si vive
en mi tempo
percibo las manos
de tus anhelos
esculpir mi
corazón al fuego
desgranar los
interrogantes
deshojar las
letras
de la llamarada
de un poema de signos
compartimos
anhelos
un infinito que
nunca preexistió
que siempre nos
custodia
es nuestro develamiento
reencuentro de
alas
vuelo de almas
pureza de
discernimiento.
STA
4 comentarios:
Y el silencio, a veces se hace palabra, y la palabra verso que canta y encanta al silencio.
Besos
Precioso el comentario de Narci, no podría decirse mejor. Lo adopto.
Besos.
Quise dejar comentario en tu anterior poema y no pude como que suprimiste los comentarios.
Es un bello poema tan etéreo como el amor que lo inspira.
Besos.
Gracias Narci y Aída por vuestros comentarios. Es cierto había cerrado los comentarios porque últimamente no tengo mucho tiempo para visitar los blogs, pero lo corregiré por si algún amigo lo desea. Muchos besos :-)
El silencio...qué buena compañía para perderse con calma, sin prisa, en tus letras.
Más besos mi querido poeta.
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